miércoles, 15 de junio de 2011

LA CRUZADA EDUCATIVA DE JOSÉ VASCONCELOS

La Campaña Contara el Analfabetismo

Se inició el 20 de junio en 1820.
Nos menciona el lanzamiento de la circular número 1 en la cual se señalaba las condiciones de la cruzada las cuales eran crear un cuerpo de profesores honorarios de educación elemental, ambos sexos y como mínimo tercer año de primaria.
En la Universidad se abriría un registro de todos los que cumplieran tales requisitos y que desearan dedicarse a la enseñanza de forma voluntaria y gratuita. Se les otorgaría un diploma que los acreditaría como profesores numerarios de educación elemental y entre sus obligaciones estarían dar una clase semanaria de lectura y escritura a 2 o más personas de preferencia los domingos y días festivos por la mañana, comenzarían sus clases hablando sobre aseo y consejos sobre higiene, respiración, alimento, vestido, ejercicio, etc. Después llevarían a sus alumnos cuando lo creyeran conveniente ante profesores e inspectores para que los examinaran y sin presentaba mínimo a 100 y resultaran exitosos al maestro se le otorgaba un diploma que certificaba esto y le daba preferencia para conseguir empleo.
Carrillo se dio cuenta de que la campaña no fue de gran transcendencia en los mexicanos y le propuso a Vasconcelos que dirigiera una serie de oficios con la invitación de hacer propaganda en favor de la campaña, comisionar aun ciudadano para fungir como director de su pueblo para seleccionar a los profesores honorarios, que estos jefes fueran los ciudadanos más caracterizados, extenderles nombramientos universales a estos y levantar una bandera blanca cuando ya hubiese analfabetos.
Con la celebración del 110° aniversario de la consumación de independencia Vasconcelos aprovecho para alentar el espíritu nacionalista con la jura de bandera el 14 de septiembre de 1920 con 15000 niños.
Vasconcelos tenía dos preocupaciones una era la unidad e identidad nacional y la otra la lucha contra el analfabetismo.
El 11 de noviembre de 1920 se publica la circular número 5 en la cual se refería que en cuatro meses se habían inscrito 1500 profesores y 10000 estudiantes y al siguiente año se instalaron escuelas rudimentarias en la capital y municipios; También tiendas de campaña en las cuales se establecían escuelas con muebles y alumbrado, con tres cursos de tres turnos y periodos de tres meses en plazas y jardines populosos.
Al crearse la SEP esta campaña paso a ser una auxiliar y después en febrero de 1922 se creó el ejército infantil su objetivo era que un niño enseñara a cinco analfabetos y ellos a cambio recibían un diploma de buenos mexicanos.
Existieron dos tipos de instituciones con personal a sueldo: Los centros culturales diurnos y nocturnos estos ofrecían dos tipos de instrucción, enseñaban la escritura, lectura y aritmética básica para analfabetos y la otra avanzada ara estudiantes con conocimientos y para el 23 de mayo de 1923 existían ya 99 de estos centros con 4804 estudiantes aun así dejaba mucho que desear ya que esta cifra era mínima en comparación de toda la población ya que los iletrados se resistían para ir a la escuela y los maestros se interesaban más por las ganancias materiales  así disminuyeron un 65% en diciembre de ese año.
Los diurnos trataron de compensar esto impartían conocimientos y promovían el bienestar socioeconómico y salud así como la instrucción de artes manuales y agricultura como medio para ganarse la vida.
Uno de los centros más importantes de esta campaña fue La Escuela de la Casa del Obrero ubicada en la colonia Bolsa una de las más miserables la cual dio un cambio favorecedor gracias a esta y al entusiasta profesor Arturo Oropeza y su habilidad para comprender las necesidades y motivar a la comunidad hacia su propio progreso, más tarde esta escuela se llamó Francisco I. Madero convirtiéndose en un centro cultural y educativo para niños y adultos.
De esta forma fue como Vasconcelos y sus colaboradores fueron los iniciadores de la educación fundamental.
El papel de la SEP en la campaña de alfabetización era de  catalizador pagaba a los maestros de los centros culturales, hacia propaganda de la campaña y proporcionaba a las escuelas los útiles escolares necesarios.
Esta campaña cobro una resonancia especial por tres razones:
1. Era un ingenioso invento para combatir la ignorancia.
2.   Suscito un cambió de actitud en los ciudadanos
   3.  Adopto la solución gratuita de combatir la       ignorancia por medio de los maestros honorarios.
Las deficiencias fueron informadas por Eulalia Guzmán el 23 de mayo y 31 de octubre de 1923:
De 6341 maestros honorarios solo 1000 trabajaban.
De 5518 solo 501 se dedicaban a alfabetizar.
Los obstáculos con los que tropezaban los maestros honorarios eran que los analfabetos no se percataban de los beneficios prácticos de lectura y escritura.
Los defectos principales eran la poca atención a la pedagogía y a la persuasión de Vasconcelos así la campaña tuvo poco éxito y como respuesta a esto a fines de 1923 se efectúo una manifestación “pro alfabeto”.
En 1924 la campaña recibió un golpe mortal hubo un corte en el presupuesto de la SEP.

   2. Desayunos Escolares.

Roberto Medellín director de la educación técnica le informo a Vasconcelos en abril de 1921 que había observado a numerosos estudiantes con desnutrición, que comían una vez al día y por lo cual era imposible que prestaran la debida atención a los cursos y enseñanza. El 15 de ese año y mes Vasconcelos convoco al personal bajo su jurisdicción y lanzo la idea de servir desayunos escolares, pero como el gobierno debía atender a un sinnúmero de necesidades urgentes juzgaron que la iniciativa privada era la indicada para resolver esto así que todo el personal dono un porcentaje de su sueldo para este programa posteriormente se eligió una comisión con Medellín como presidente, Elena Torres y Joaquín Valcárcel como miembros.
Los desayunos consistían en 300 gr. de café con leche y 80 gr. de pan el programa se inauguró el 9 de mayo en la escuela Miguel Lerdo de Tejada. Posteriormente el gobierno federal asigno fondos para la expansión del programa.
Sé empezaron a manifestar practicas reprobables entre los favorecidos y con esto la comisión se encargó de enseñarles practicas higiénicas y buenas maneras. Algunos otros se avergonzaban de aceptarlo pero se les dio la oportunidad de ganarse el alimento con su ayuda.
La distribución de los desayunos dio sus resultados con la superación académica, social y física de los niños, asistan a clase e iban más limpios. Vasconcelos con esto se dio cuenta de que la escuela  debe compensar las deficiencias físicas y sociales que afectan el aprendizaje de los menos afortunados es por esto que se le considera el iniciador de la educación fundamental y de los marginados.

3. La Labor Educativa a Través de su Primer Elemento:
El Maestro.

3.1 Los Maestros Ambulantes

En 1913 se inició el proyecto de las escuelas rudimentarias para instruir a la población rural mexicana  y en 1920 este proyecto había fracasado debido a la estrechez económica, apatía e indolencia, el trabajo de los niños en el campo, el poco atractivo de la escuela y la condición de los maestros.
Alberto Correa sugirió la idea de los maestros ambulante que Vasconcelos adopto y adapto para despertar el interés de la población rural y la conciencia de sus necesidades.
El programa general fue el siguiente:
Enseñanza de la escritura y lectura.
Enseñanza de la numeración.
Platicas de historia, civismo, higiene y alimentación.
Conversaciones sobre geografía patria y pláticas sociales.
El plan de trabajo del maestro ambulante, egresado de una escuela normal, consistía en convertir una aldea en un centro de operaciones y alistar a los estudiantes de la región para hacerse cargo posteriormente de las escuelas rurales los cuales deberían de tener como mínimo el 4° año de primaria, tener alguna habilidad manual, carecer de prejuicios sociales y tener entusiasmo por enseñar.
Los primeros maestros ambulantes salieron a trabajar en noviembre de 1921.
Los maestros rurales debían vivir cerca del maestro ambulante quien vigilaba sus hábitos higiénicos y su práctica de la moral.
La tarea del maestro ambulante era alistar maestros dónde los encontrara, mejorar su preparación y lanzarlos a trabajar, debía establecer escuelas donde sus propios alumnos enseñarían a la vez, despertar el interés de las comunidades locales para reunir material para construir la escuela que muchas veces eran iglesias viejas y jacales improvisados.
En 1923 se fundó la casa del pueblo la cual el maestro ambulante visitaría y supervisaría como asesor de críticas constructivas y amistosas, también debía levantar estadísticas de la zona: número de habitantes, clima, recursos naturales, medios de transporte, artesanías, nombre e idioma de las tribus, numero de ladinos, existencia o carencia de escuela y población escolar que debería entregar cada mes al Departamento de Cultura Indígena. Las cualidades de estos maestros debían ser sobresalientes, conocedores de idiomas y condiciones socioeconómicas y la capacidad de entrega.
Una de las grandes contradicciones y fallas de este sistema es que se les pedía a los maestros egresado de normales urbana que enseñaran agricultura e higiene del campo de la cual estaban desprovistos.
Por otra parte la enseñanza de los campesinos solo era eficaz si se les comunicaban las destrezas que los capacitarían para aumentar su poder de compra y mejorar su condición de vida.
Las características de la casa del pueblo debían ser de observación y experimentación ofreciendo conocimientos que mejoraran su producción y calidad y que las disciplinas quedaran estrechamente enlazadas con sus actividades diarias.
La SEP dispuso que  cada escuela rural tuviera un jardín  y un corral cuyo cuidado estaría bajo los estudiantes dirigidos por el maestro, así como visitar ranchos cincurvencinos.
El lema de la casa del pueblo era “La escuela para la comunidad y esta para la escuela”.
También se ordenó distribuir pequeñas bibliotecas y que se les enviasen los periódicos y se prohibía el menosprecio del ambiente y se les invitaba a conocer el alma indígena.
Los maestros ambulantes lograron promover la construcción de las primarias rurales, establecerlas normales rurales, mejorar el entrenamiento de los maestros, efectuar encuestas y mejorara la vida de la comunidad, sin embargo existió la gran debilidad de este sistema y era que el maestro ambulante carecía de múltiples conocimientos necesarios para la vida en el campo pero fue de gran importancia social.

   2. Las Misiones Culturales.

José Gálvez le juzgo a la SEP que deberían organizar grupos de especialistas en diversas disciplinas con el propósito de enviarlos a distintos campos de operación así surgieron las misiones culturales descritas como un cuerpo docente de carácter transitorio que desarrolla una labor educativa en cursos breves para maestros y particulares.
La primera misión llego en octubre de 1923 a Zacualtipán, Hdgo., con expertos en educación rural, fabricantes de jabón y perfumes, curtidores de piel, agricultores, músicos, artistas y un medico encargado de educación física el objetivo era atender a los maestros rurales y ambulantes estos cursos eran eminentemente prácticos y relacionados con el ambiente  y finalizo con un feliz éxito el 29 de octubre de 1923.
Meses después se enviaron a los estados de Cuernavaca, Colima, Guadalajara y Nayarit convirtiéndose en la espina dorsal de la educación rural.
Los rasgos básicos de la misión cultural son: unidad de propósito, conocimiento de las técnicas avanzadas, unidad nacional y mejorar la calidad de vida.
Una limitación de la escuela rural fue que la instrucción era proporcionada exclusivamente en español cuando la mayoría hablaba lenguas indígenas más adelante se usó el bilingüismo.
Al ver que los maestros misioneros  no producían frutos inmediatos los sustituyeron por las misiones culturales.

INFLUENCIA DE LA TEORÍA PEDAGÓGICA DE JOHN DEWEY EN LOS PERIODOS PRESIDENCIALES DE PLUTARCO ELIAS CALLES Y EL MAXIMATO 1924-1934

Los planteamientos de Dewey encontraron cabida en un país donde se construía una identidad nacional a partir de otros símbolos e imágenes, de hecho se estaban constituyendo nuevas normas y expectativas del “sistema”, nuevas representaciones de lo que era el ciudadano mexicano producidos por el cambio social.
La teoría pedagógica de Dewey se vincula con la educación en México por su carácter de planteamiento surgido en el siglo XX, por su sentido democrático liberal, por su origen filosófico, sus tintes sociológicos y culturalistas; no eran solo un método para la escuela y no importaba si se instalaba tal cual en México, de hecho contribuyó a la construcción de nuevas representaciones o a darle otro sentido a las ya existentes, por tanto participo en la articulación de nuevos símbolos e imágenes.
Tenía que descubrirse una filosofía de la educación que integra una nación con fuertes divergencias entre sus pueblos, normas culturales y necesidades económicas, pro cuando el movimiento educacional se concretó fue en realidad una racionalización, un reconocimiento de los nuevos valores consecuencia del conflicto, fue el reconocimiento formal de la imagen de un “nuevo México”.
Fue con la llegada al poder de la dinastía norteña que se dio la posibilidad de instaurar un proyecto educativo que coadyuvara con la integración nacional, así la tendencia deweyana se fue incorporando paulatinamente. La dinastía Norteña llego al poder en 1920 no eran radicales; más bien eran conservadores, representantes de una democracia política vagamente definida que se basaba en la componenda y en la evolución. Evadiendo las promesas agraristas de izquierda de la Constitución de 1917, la dinastía Norteña realizó una alianza en la que se asoció a los hacendados del norte con los terratenientes y los hombres de empresa, busco una solución que contuviera el clamor popular y mantuviera el statu quo, eran renuentes a las reformas radicales pero conscientes de las exigencias públicas.
Plutarco Elías Calles sostuvo que la idea de revolución era vigente, la postulo como un fenómeno siempre en marcha y con esto le dio el dominio de lo indefinido: el futuro. El futuro es lo que definirá a la revolución, el propio Dewey afirmaba, en 1926 bajo el periodo presidencial de Plutarco Elías calles: la revolución en México aún no se concreta. “No existe ningún manifiesto que no se refiera a los principios de la revolución; desde el punto de vista, que hay que terminar la revolución, que se deben juzgar los eventos en México, y no desde los métodos y legislaciones de países en los que las instituciones sociales y políticas están estables”.
El programa de gobierno del general Plutarco Elías Calles, expuesto en su campaña como candidato a la presidencia, consideró los siguientes aspectos:
1.    Estimular y allegar por todos los medios la organización del pueblo mexicano.
2.    Cumplir y hacer cumplir estrictamente el artículo 27 de la Constitución y procurar la resolución del problema agrario.
3.    Procurar la inmediata y justa reglamentación del artículo 123.
4.    Continuar el programa cultural y educativo de las masas y preferentemente los  indios.
5.    Procurar el desarrollo gremial de las clases medias y submedias, acercándolas al proletariado.
6.    Lograr por un amplio y bien editado sistema de comunicaciones, el mejor conocimiento de todas las regiones del país, y el intercambio comercial de sus productos, como base moral y material para desarrollo del espíritu nacionalista.
7.    Establecer un gobierno netamente nacional, con exclusión de camarillas y sin espíritu sectario.
8.    Realzar el acercamiento de México con todos los países del mundo.
La campaña de Calles  reflejaba la relevancia de la construcción del estado. Las décadas comprendidas de 1920 a 1940 se distinguieron por una transformación del Estado, este es el protagonista dela época, “el estado, lejos de ser un bloque monolítico, era entonces un conjunto de fuerzas muchas veces conflictivas cuya base descansaba en el movimiento sindical cronista, el ejército, la burocracia, el gobierno (cuatro dinamitas centralistas).
En la fase de construcción económica de calles, se impulsó la creación de la Comisión Nacional Bancaria y posteriormente un banco único de emisión, el banco de México, éste último, respondió a la necesidad de establecer un régimen bancario con orientación económica y social, con el propósito de llevar a cabo una organización crediticia con espíritu nacionalista.
Sin duda uno de los rubros importantes del régimen de calles fue el problema agrario, era indispensable la reforma agraria y se prefirió el proyecto de complementar al campesino con materia prima y técnicas; la organización racional de los cultivos y la infraestructura para la producción.
El presidente Calles consideró tres cuestiones: en primera instancia, introdujo la idea de la reforma agraria integral, el campesino con materia prima y técnicas; en segunda, la intervención oficial en la producción para el desarrollo nacional de los cultivos, una solución más allá de la infraestructura a través de la planificación de la exportación de la tierra; y por último, la inclusión de la rehabilitación del campesino y del indígena. El nacionalismo callista concordó también con una sociedad urbana.
El vínculo: tierra e indígena es de alta significación  para comprender la noción de revolución de Calles. La educación actuó como parte importante de la codificación y en 1924, el 29 de diciembre, se aprobó el Programa de Acción; en realidad se habían dado los primeros pasos para la organización de la enseñanza de acuerdo a los principios de acción desde el año 1923 y fue en 1925 que se aprobó en firme la propuesta. Ya en 1923 la profesora Eulalia González había manifestado su entusiasmo por la Escuela Nueva, ella consideraba que la educación debería estar guiada por los siguientes postulados:
      I.        La escuela Nueva debe ser constante laboratorio pedagógico; debe basarse en hechos y no en palabras. La observación y la experiencia  deben preceder siempre las lecciones orales.
    II.        Si es posible debe estar en el campo. La experiencia individual ocupará primer ligar con la que debe entremezclarse el trabajo colectivo para educar al niño en la idea de la comunidad.
   III.        Los trabajos manuales constituyen una parte esencial del programa de estudio. Los horarios y los programas dejan de ser rígidos para adaptarse a la necesidad del niño. Los deportes deben verificarse al aire libre.
  IV.        Las clases se darán sobre el terreno de la observación y la experimentación y los trabajos de ellas deberán ser verdaderos talleres en donde el niño investigue o recapacite sobre las observaciones y experiencias por él mismo.
   V.        La escuela nueva es coeducativa, para acostumbrar a los niños de ambos sexos a tratarse como compañeros y a guardarse consideraciones que se deben un sexo al otro.
  VI.        El maestro desempeña el papel de guía, no existen premios y castigos, la disciplina está basada en la libertad dentro del trabajo y la alegría. Las excursiones forman el medio más activo de enseñanza.
 VII.        En la Escuela Nueva el espíritu de servicio y cooperación sustituirá al espíritu de lucha, de competencia o de pugna. La fraternidad sustituirá el egoísmo; la idea de paz a la de guerra, se sustituirá la violencia por el amor.
VIII.        Se adoptará el método  natural de frases para la lectura – escritura; la construcción como auxiliar de la aritmética geometría.
  IX.        En la Escuela nueva los maestros son libres de desarrollar su personalidad e iniciativa. No hay directores todos se auxilian en consejo.
   X.        La Escuela Nueva debe trabajar en relación constante con el hogar y con la sociedad en general.
La educación fue concebida como parte del programa social que tenía como  finalidad la incorporación de las grandes colectividades campesinas y de raza indígena a una vida propiamente civilizada.
A la SEP le correspondió la escuela rural, una escuela que además de enseñar el alfabeto, enseñara el aprovechamiento de los recursos naturales de la región. Escuela “… en la que el conocimiento del material humano con el que se va a trabajar, y de sus características y sus constantes raciales, físicas, espirituales y morales se aplicarán métodos de enseñanza y programas de acción escolar bien estudiados por expertos y desarrollados por maestros que tengan, en lo posible, la preparación necesaria y el amor a la obra indispensable para lograr el triunfo”.
Gregorio Torres Quintero  desarrolló en la conferencia “Orientación y organización de las escuelas rurales” los siguientes puntos: 1) lo que debe ser una escuela rural, 2) la preparación del maestro rural, 3) la amplitud y alcance de la escuela rural, 4) deficiencias, económicas, sociales, culturales de los medios rurales,5)organización social de la escuela y el trabajo de la institución dentro de la comunidad, 6) organización de la comunidad de acuerdo con sus necesidades y capacitación de la misma a fin de que sea ella la que resuelva sus propios problemas.
Fueron Moisés Sáenz y Rafael Ramírez los intelectuales encargados de la articulación de la teoría deweyana con la mística de la Revolución Mexicana. Sáenz consideraba a la escuela rural la empresa de un país, era un centro social para la comunidad, la socialización, la diversidad de ocupaciones, la educación estética para el desarrollo del espíritu nacionalista. La escuela rural es un lugar de conexiones vitales de la comunidad donde se establecen procesos de socialización.
El planteamiento nacionalista mexicano de esta época esta permeado por la noción de nacionalismo engendrador de las naciones, no a la inversa, no es que se deje de aprovechar la multiplicidad cultural con riqueza cultural preexistentes, sin embargo, “… el nacionalismo es esencialmente la imposición de una cultura desarrollada a una sociedad que hasta entonces la mayoría, y en algunos casos la totalidad, de la población se había regido por culturas primarias. Esto implica la difusión generalizada de un idioma mediatizado por la escuela y  supervisado académicamente, codificado según las exigencias de una comunicación burocrática y tecnológica módicamente precisa. La finalidad que Sáenz observaba para la escuela rural eran dos: la incorporación de la gran masa indígena a la familia mexicana y la formación del espíritu rural.
Para Vasconcelos cuya actitud era básicamente la de un liberal estilo siglo XIX, la única solución consistía en la incorporación del indio a la civilización básicamente europea, era sincero en sus intereses por el bienestar de los indígenas, pero no veía que su cultura tuviera algún futuro. Opuesta a esto, había una corriente  de opinión conocida como indianista o indigenista que consideraba a la nacionalidad mexicana como básicamente indígena y la revolución como la reafirmación de los valores indígenas.
La incorporación del indio en la proporción de Sáenz no podía desvincularse del espíritu rural, el amor a la tierra, la preferencia por el campo sobre la ciudad; “… atraerlos  a la comunidad de ideas y emociones que es México, sin sacrificar sus muchas virtudes; paciencia maravillosa, serenidad y resistencia física y mental, temperamento creador y alma artística en su mera esencia. El impulso del espíritu rural estaba dirigido a impulsar la reforma por la vía de la salud, la escuela, la economía y la redacción. La tierra, reconocía Sáenz, es el vínculo entre Dios y el Hombre, es el lugar donde el hombre se identifica. El  problema para el callismo, y de hecho de los gobiernos de la dinastía norteña, era el destruir o incorporar al indio a la civilización, una primera medida fue “romper con el aislamiento geográfico”, la segunda medida era la propiedad de la tierra. La necesidad de enseñar a los indios el manejo de los implementos de labranza en las escuelas y convertirlo en un hombre libre consciente y responsable. Sáenz creía en la humanidad y en  el respeto de la personalidad de los otros, la democracia requiere de la igualdad de oportunidades para todos, y también la misma educación para todos. Afirmaba que la escuela democrática es la escuela del pueblo, no importa el hombre, racionalista, socialista, de acción, practica, etc.
Las características de la educación en la sociedad democrática son: “La universalidad de la oportunidad, la variabilidad y reflexividad de programas escolares, y en el proceso educativo mismo, la colaboración de los especialistas en el sistema de las escuelas y la sujeción de la escuela democrática sean los mismos que la democracia. La construcción de una perspectiva de lo educativo iba construyendo una fuerza reguladora de la vida colectiva definiendo las características de pertenencia a la nación mexicana, pero también, la relación de esta pertenencia con las instituciones y muy particularmente con la institución escolar. La institución  escolar penetraba en las comunidades bajo la perspectiva socializante y como alternativa a la confrontación fratricida e incorporada significaciones  de integración y normatividad de la vida en común bajo la dinámica de la acción social.
La escuela rural además, debía preparar a las nuevas generaciones, bajo las siguientes líneas:
a)    Educar a los niños para la escuela rural y no para la vida urbana. Esto quiere decir que la Escuela Rural debe tener su programa adecuado y propio y no adoptar los de la educación urbana.
b)    Enseñar menos dentro de las aulas y cada vez más fuera de los salones de clase, a través de la experiencia.
c)    Seguir un programa práctico de estudios en el que las asignaturas y las actividades que comprendan sean de expresión fiel de las necesidades y aspiraciones de la comunidad rural y de las diversas fases de la vida del campo. Con esto quiere indicar que el programa de estudios no es uniforme para todas las escuelas; las de cada región tiene su propia particular, dentro del criterio que sobre educación rural sustenta la Secretaria.
Las escuelas rurales comprenden en su organización los tres ciclos correspondientes a la escuela urbana. Las escuelas eran mixtas, con dos periodos de trabajo, durante el día como escuela para niños y por la tarde y noche para los adultos. Como parte de la labor de las escuelas rural estaba su acción social que incluía el trabajo con la comunidad para estimular el trabajo de cooperación, intercambiar impresiones sobre la vida nacional y para establecer agrupaciones; ese trabajo debía estar en consonancia con las costumbres de la región y las necesidades de la comunidad.
Rafael Ramírez planteó que la escuela rural tenía como meta enseñar a todas aquellas cosas mediante las que la vida rural puede transformarse en el sentido progresivo, “capacita a la población campesina para transportar su vida, pobre y atrasada, hacia niveles más elevados, pero al mismo tiempo que hace todo esto, enseña a las gentes a manejar los instrumentos de cultura y les importa alguna instrucción” la función de la escuela rural fue la preparación integral de los niños para una vida mejor, a partir de actividades de educación económica, higiénica, domesticas, recreativas y valiosas para los ratos de ocio, así como aquellas que proporciones instrucción mínima deseable.

EDUCACIÓN PARA CAMPESINOS EN LOS AÑOS TREINTA

I.              LAS ESCUELAS REGIONALES CAMPESINAS: UN PROYECTO DE TRANSFORMACIÓN INTEGRAL DEL CAMPO
Después de la revolución de 1910 el gobierno federal fue ampliando sus funciones para atender la demanda de expansión de los servicios educativos y tomar en sus manos la formación del nuevo ciudadano que requería la consolidación de la unidad de la nación y el desarrollo económico, tomando como base la estructura del sistema educativo del Porfiriato. Desde los primeros años de la década de los vente el gobierno federal se vio en la necesidad de recurrir  a personas sin estudios normalistas para atender las escuelas que se iban abriendo a lo largo y ancho del país. Los docentes “improvisados” convertidos en “todólogos”, fueron los encargados de formar al nuevo ciudadano. Desde la perspectiva se la SEP., la falta de preparación del magisterio era, junto con otros elementos, un grave impedimento para homogeneizar la enseñanza y para que la escuela cumpliera con su fin social.
Más allá de los cambios en las orientaciones que tuvo la política educativa entre 1920 y 1934, es un hecho que las sucesivas autoridades de la SEP fueron implementando mecanismos tendientes al “mejoramiento profesional”, tanto de los futuros maestros rurales como de los docentes en servicio, así como medidas de seguridad, apoyo y supervisión del trabajo escolar. Entre estas medidas resaltan la creación y reorganización de las Escuelas Normales Regionales, Normales Rurales y Misiones Culturales; la edición y divulgación de publicaciones (desde las obras clásicas editadas por José Vasconcelos, hasta revistas y periódicos como Simiente o El Maestro Rural).
A principios de los años treintas Narciso Bassols, secretario de educación Pública, promovió una evaluación de dichas acciones. El balance indicaba entre otras cosas que las escuelas Normales Rurales eran muy pocas; las  Misiones Culturales no tenían tiempo suficiente para investigar las condiciones de las zonas en donde trabajan, de manera que su labor no se centraba en las necesidades locales; los inspectores federales no se daban abasto para apoyar y controlar el trabajo de los maestros y uniformar la enseñanza; la labor escolar no era efectiva al encontrarse aislada de otros procesos, sobre todo los económicos y por último, no existía coordinación entre las diferentes dependencias gubernamentales que se abocaban al desarrollo rural.
En 1932, dentro del marco de las reformas promovidas por Narciso Bassols, las Escuelas Centrales agrícolas que dependían de la Secretaria de agricultura y Fomento fueron transferidas a la SEP. Manuel Mesa Andraca se encargaría de reorganizar las Centrales y fusionarlas con las Escuelas Normales Rurales para crear lo que él denominó escuelas Regionales campesinas.
Al fusionar estas escuelas con las Normales Rurales y las Misiones Culturales se integraría la formación técnica y pedagógica de  los futuros maestros, el trabajo de investigación y acción social, los cursos de capacitación para los maestros en servicio y la fundación, orientación y control de escuelas rurales. Además de la formación de maestros rurales y técnicos agrícolas, las escuelas  regionales campesinas debían organizar Institutos de Mejoramiento Profesional y Cursos de Cooperación pedagógica. Paralelamente debían incluir  un Instituto de Investigación Social y otro de acción social que orientarían, apoyarían y controlarían el trabajo de las escuelas rurales cercanas.
Los futuros maestros formadores en las regiones Campesinas debían salir con un dominio de los instrumentos fundamentales de la cultura, una información científica sólida, habilidades para hacer un trabajo agrícola industrial con técnica perfeccionada, conocimientos teórico-prácticos de educación, aptitudes para la creación artística; disposición comprensiva y de servicio hacia la clase proletaria. Dos aspectos centrales del proyecto eran: primero, que las  escuelas fueran manejadas  por maestros cuya “ideología revolucionaria”  fuera comprobada por la SEP y, segundo, que se estipulaba como requisito para el ingreso de alumnos tener cursados tres años de primaria y ser “hijo de ejidatario”, pequeño agricultor, artesano o pequeño industrial rural de los poblados más menesterosos de la civilización de la zona en que se encuentre establecida la escuela. El curriculum quedó planeado de la siguiente manera:
1.    Curso propedéutico de un año para completar la educación primaria y unificar la preparación del alumnado.
2.    Carrera de Técnico agrícola Industrial. Su duración era de dos años, el objetivo era formar de unja manera práctica y con contenidos que respondieran las necesidades regionales.
3.    Especialidad en normal Rural. Duraba dos años, el objetivo era que el maestro rural egresado se convirtiera en “el verdadero constructor de la vida rural y pudiera hacer algo más que enseñar a leer y escribir o que fuera el agente romántico de una obra imprecisa para el cambio.
4.    Especialidad de agente de organización Rural. Duraba un año. Se buscaba formar organizadores, contadores para el banco nacional de crédito Agrícola o agentes organizadores rurales para las Misiones culturales.
En enero de 1934 se fundó la escuela Regional Campesina de Tenería. La institución no partía desde cero y su experiencia anterior daría características particulares a la puesta en práctica del proyecto de las regionales. Entre ellas cabe destacar el arraigo de tradiciones docentes ligadas a la escuela en acción y el pragmatismo de los años, así como la exaltación de la solidaridad y el cooperativismo.

II.            ESCUELA CAMPESINA PARA CAMPESINOS: LOS ALUMNOS Y LOS MAESTROS
Las escuelas regionales campesinas pretendían formar a campesinos, sobre todo pobres, para que ellos guiaran a los demás como técnicos agrícolas o maestros rurales. Para que dicho sector  pudiera acceder a la escuela becaba a cada alumno, por otro lado para garantizar que el trabajo de la Regional se extendiera por el territorio, se pretendía dar trabajo a los egresados para que estos no se dispersaran sin llevar al campo los saberes aprendidos.
La vinculación de los misioneros con los agrónomos fue muy conflictiva. Los primeros, preocupados por crear un cambio cultural y político trascendente, mostraban actitudes agresivas y sectarias tanto con el magisterio como en contra de los curas y los “fanáticos”. Los segundos, centrados en el interés por la modernización de la producción y el mejoramiento económico de los habitantes, consideraban a los misioneros como agitadores políticos y elementos excesivamente pretensiosos.
III.           LA ENSEÑANZA PRÁCTICA: ¿ADIÓS A LOS LIBROS?
A principios de 1934 la vida cotidiana en la escuela regional Campesina de Tenería  fue orquestada por un concepto: educación=practica, retomando el pensamiento de John Dewey la idea de aprender por la experiencia, y en rechazo a la intelectualidad urbana se defendía la necesidad de que el conocimiento se aplicara a la resolución de problemas reales.  Los saberes se transmitían por vía oral en la relación maestro-alumno, que pese a un discurso adverso, siguió siendo unidireccional y autoritarista y mantuvo viejas tradiciones como la toma de apuntes. Los objetivos de la Escuela Central agrícola de fomentar el “amor a la tierra” y su “explotación racional” con base a una enseñanza práctica y que los alumnos “se preparen para ser aptos ene l servicio social a que están destinados” como futuros técnicos agrícolas e industriales, fueron substituidos por el reglamento de la Nueva Escuela regional campesina de Tenería, que estipulaba como funciones de la institución impartir una educación de carácter práctico, llevar a cabo las enseñanzas afuera de las escuelas, colaborar con las escuelas rurales de la región, investigar las condiciones y características de explotación agrícola, ganadera e industrial, así como de la población escolar de la zona de influencia. La formación práctica de los alumnos incluía su vinculación con la problemática de las comunidades cercanas y la contribución, tanto de maestros  y alumnos, en las labores de investigación y acción social que encabezarían el director de la escuela y el jefe de la misión.  Todo a partir de la experiencia y la observación; todo real y útil: nada de teoría, el concepto prevaleciente de educación práctica implicaba un feroz antiintelectualismo. La educación práctica lleva aparejada la idea de aprender por la observación y la experiencia (aprender haciendo) y transmitir el conocimiento en forma oral y no escrita.

IV.          TODOS PARA UNO Y UNO PARA TODOS: DISCIPLINA, AUTORIDAD Y VIDA PRIVADA
La vida cotidiana dentro de la regional campesina resulta inteligible si consideramos la escuela como una “institución voraz” de sus integrantes, adheridos voluntariamente, la institución voraz exige una adhesión absoluta, una lealtad incondicional Y pretende abarcar toda su personalidad para ponerla al servicio de los fines colectivos. En la Tenería la educación práctica debía basarse en las necesidades de la escuela y en la realidad concreta de la zona. Debía sustentarse, por lo tanto, en la disciplina.
Todos los alumnos, hombres y mujeres, debían pasar por todas las actividades, a partir del sistema de subgrupos y el cooperativismo. Mientras el discurso manejaba la igualdad entre ambos sexos, en la práctica las diferencias de género seguían existiendo, si bien es innegable que la visión sobre la educación de la mujer y la experiencia de manejar un internado mixto era novedosa para la época. Todos los alumnos hombres y mujeres, debían pasar por todas las actividades, salvo algunas excepciones: lavandería cocina, costura y la cooperativa del molino de nixtamal, eran actividades exclusivamente de las mujeres.
Enseñanza práctica, disciplina y trabajo, entonces eran vistos como necesarios para acercarse a las comunidades. Pero la actitud asistencialista debía abarcar una diferencia de la masa trabajadora. Los maestros hacían suyo el papel que les otorgaba el estado como guías y líderes de las comunidades.



¿Cómo se integran las tradiciones pedagógicas y filosóficas al campo de la educación en México?

En el seno de la ilustración y de la sociedad burguesa se gestaron dos fuerzas a finales de siglo XIX bajo dos corrientes opuestas el marxismo y el positivismo, representadas por sus máximos exponentes: Augusto Comte y Karl Marx. Para Augusto Comte la política tenía que ser una ciencia exacta ya que la verdadera ciencia debía analizar todos los fenómenos, incluso los humanos. Necesitaba ser una ciencia positiva, tomando en cuenta que el positivismo representaba la doctrina que consolidaría el orden público, desarrollando en las personas una “sabia resignación” para su statu quo. La humanidad pasó por tres etapas sucesivas: el estado teológico en donde el hombre explicaba la naturaleza por agentes sobrenaturales; el estado metafísico en el cual  todo se justificaba a través de nociones abstractas como esencia, sustancia y causalidad y el estado positivo donde se buscan las leyes científicas. De la ley de los tres estados Comte dedujo el sistema educacional.

En la primera fase, la de la infancia, el aprendizaje no tendría un carácter formal, transformando gradualmente el fetichismo natural inicial en una concepción abstracta del mundo. En la segunda fase, la de la adolescencia y de la juventud, el hombre se adentraría en el estudio sistemático de las ciencias. El hombre en la edad madura llegaría a su estado positivo superando el estado metafísico.

Herbert Spencer fue uno de los seguidores de Comte el cual valoró el principio de la formación científica en la educación y concluyó en que los conocimientos adquiridos en la escuela necesitaban posibilitar una vida mejor en relación con la salud, el trabajo y la sociedad.

La tendencia cientificista ganó fuerza en la educación con el desarrollo de la sociología en general y de la sociología de la educación.

Émile Durkheim consideraba la educación como imagen y reflejo de la sociedad, donde la educación era un hecho fundamentalmente social y la pedagogía sería una teoría de la práctica social, en su obra “Reglas del método sociológico” afirma que la primera y fundamental regla es considerar los hechos sociales como cosas, para él la sociedad se comparaba con una animal: posee un sistema de órganos diferentes donde cada uno se desempeña un papel especifico.
El positivismo se convirtió en una ideología del orden, de la resignación y contradictoriamente, el estancamiento social. Para los pensadores positivistas, la liberación social y política pasaba por el desarrollo de la ciencia y  la tecnología, bajo el control de las élites. El positivismo nació como filosofía, por consiguiente se cuestionaba sobre lo real y el orden existente, pero, al dar una respuesta a lo social, se afirmó como ideología.

La teoría educacional de Durkheim se opone diametralmente a la de Rousseau. Mientras éste afirmaba que el hombre nace bueno y la sociedad lo pervierte, Durkheim declaraba que el hombre nace egoísta y solo la sociedad, a través de la educación, puede hacerlo solidario.  La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las generaciones que aún no se encuentran preparadas para la vida social; tiene por objeto suscitar, en el niño, cierto número de estados físicos, intelectuales y morales, requeridos por la sociedad política en su conjunto y por el medio especial que el niño, específicamente, se destine” Durkheim, Émile, 1955.

Para que haya educación, se requiere que haya, frente a una generación de adultos una generación de jóvenes, niños en donde la primera ejerza una acción sobre la segunda. La educación no es para la sociedad, sino el medio por el cual la sociedad prepara en lo íntimo de los niños las condiciones esenciales de la propia existencia.

La teoría de la Escuela Nueva proponía que la educación fuera instigadora de los cambios sociales y, al mismo tiempo, se transformara porque la sociedad estaba cambiando. Ferriére consideraba que el impulso vital espiritual es la raíz de la vida, fuente de toda actividad, y que el deber de la educación seria conservar y aumentar ese impulso de la vida. Para el cual, el ideal de la escuela activa es la actividad espontanea, personal y productiva. La educación nueva debería ser integral (intelectual, moral y física), práctica, autónoma. Ferriére criticaba la escuela tradicional afirmando que ésta había sustituido la alegría de vivir por la inquietud, el regocijo por la gravedad, el movimiento espontaneo por la inmovilidad, las risas por el silencio.

John Dewey  fue el primer educador en formular el nuevo ideal pedagógico, afirmando que enseñar debería darse por la acción (learning by doing) y no por la instrucción como quería Herbart, para Dewey, la experiencia concreta de la vida se presentaba siempre frente a los problemas que la educación podía ayudar a resolver, donde existe una escala de 5 etapas del acto de pensar, que ocurren delante  de algún problema que en consecuencia nos haría pensar en lo siguiente:
1.      Una necesidad sentida
2.      El análisis de la dificultad
3.      Las alternativas de solución del problema
4.      La experimentación de varias soluciones hasta que el examen mental apruebe una de ellas
5.      La acción como la prueba final para la solución propuesta, que debe ser verificada de manera científica.
De acuerdo con tal visión, la educación era esencialmente proceso y no producto; un proceso de mejora permanente de la eficiencia individual.

Kilpatrick uno de los discípulos más importantes de Dewey se preocupaba sobre todo por la formación del hombre para la democracia y para una sociedad en constante cambio.
Para él la educación se basa en la vida para hacerla mejor. Es decir, la educación es la reconstrucción de la vida en niveles cada vez más elaborados. Y la base de la educación está en la actividad, o mejor dicho, en la autoactividad decidida.

En México Barreda en 1867 pronuncia “La oración cívica” la cual nos da la pauta del significado de los fines educativos de esa época: la humanidad debía lograr su emancipación, entendiendo por esto entrar a la etapa positivista, y para que México lograra un eslabón en este proceso, debía lograr su propia emancipación científica, religiosa y política; la condición que lo hacía posible era “la emancipación mental” que habría de lograrse gracias a la “educación positiva”.
Si bien esta emancipación constituía la finalidad última de la educación, los fines próximos se fueron deteniendo en el discurso político y jurídico de la época: el mismo Barreda cuya influencia en el proyecto educativo de este periodo fue tan importante insistió en la oración cívica que el ideal educativo del Estado consistía en el conocimiento científico; es decir, se pretendía que los educandos llegasen a poseer un conjunto de verdades positivas, patentes por si mismas al alcance de cualquier individuo; pero además el estado debía atender a la formación de “Ciudadanos moralmente buenos”.

Para Gabino Barreda  la educación tenía como fin lograr un orden espiritual, que rebasaba el orden material a cargo del estado y que “tenía su base en la conciencia de los individuos” de esta manera, con el bagaje de creencias y actitudes promovidas por vía de la educación, los individuos estarían capacitados para realizar adecuadamente la función que, de acuerdo con el principio positivista de jerarquía social, le correspondía pues se concebía como utópico  educar para la libertad, para la autonomía o para formar una sociedad deliberante y soberana.

La idea de la emancipación mental o construcción de un orden espiritual propuesto por barreda en 1867 como finalidad última de la educación fue reiterada por Justo Sierra en el discurso que pronunció al instaurar el Consejo Superior de educación en 1902.
Para 1957 el espíritu constituyente confirió el principio de libertad de enseñanza un significado que facilitaba su parcial concertación  con el nuevo criterio axiológico, la libertad de enseñanza debía entenderse como:
a)      El derecho de todos los mexicanos a recibir educación;
b)     El derecho a concurrir en la función de educar;
c)      El derecho a la libertad ideológica y científica en el terreno de la educación.